Normativas como el Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) o la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD) nos obligan a cumplir con las directrices entorno a la privacidad de datos y el acceso seguro a la información para proteger a las personas del uso fraudulento de sus datos personales.
Las brechas de seguridad y las fugas de datos, sin embargo, pueden ocasionar graves problemas de reputación que impacten directamente sobre nuestro negocio.
En entornos complejos existen centenares de bases de datos y aplicaciones que gestionan datos de carácter personal. A menudo son tantos y su interrelación es tan compleja que resulta difícil encontrar estos datos sensibles y catalogarlos.